Felipe González: “Alguien que tiene responsabilidad de liderazgo, duda”

Felipe González duda y liderazgo

Cuando parece que liderazgo, interés común y política se alejan más que nunca, el tercer Presidente del Gobierno, Felipe González (1982-1996) ofreció un alegato de buen gobierno humanista en su última visita al programa de televisión El Hormiguero.

Su mandato de trece años y medio fue el período más largo de un jefe de Gobierno de la democracia en España. Sin embargo, de indiscutible líder del socialismo, Felipe González pasó a definirse como un jarrón chino en aquella célebre entrevista de 2014 en ‘El Objetivo’ de Ana Pastor:  “Para mí, los ex presidentes son como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes. (…)  Nadie sabe bien dónde ponerlos y todos albergan la secreta esperanza de que, por fin, algún día un niño travieso le dé un codazo y lo haga añicos”.

Y de ahí, una década después, a convertirse en el azote del liderazgo de izquierdas. Pero desde una perspectiva eminentemente humanista.

Los sectarios no dudan, Felipe González

La duda, la base del buen líder

Así, el liderazgo humanista se basa en la creencia de que las personas tienen necesidades e intereses similares, y que éstos deben respetarse por el bien del equipo. Este estilo de dirección crea un entorno de colaboración y confianza en el que cada persona está capacitada para aportar sus ideas y talentos con el fin de alcanzar un objetivo común (David Blanco Pérez).

En este contexto, la duda también desempeña un papel fundamental. Sin su impulso, la humanidad no habría avanzado, porque la duda promueve la revisión, la mejora y el avanceDudar es, como dijo Aristóteles, el principio de la sabiduría. En el liderazgo humanista, la duda puede ser vista como una herramienta para cuestionar el status quo, fomentar la innovación y buscar soluciones más efectivas. Los líderes humanistas no temen cuestionar las prácticas establecidas y están dispuestos a considerar diferentes perspectivas.

El liderazgo humanista se basa en la confianza, el respeto y la colaboración, y la duda puede ser un motor para impulsar el crecimiento individual y colectivo.

La carta de Pedro Sánchez no es liderazgo

No obstante, hay que diferenciar entre la duda que lleva al diálogo interior, y la duda interesada, la que empuja a que exista una única visión del mundo, que es la que González atribuía en el televisivo espacio de las hormigas al actual presidente, Pedro Sánchez.

“Alguien que tiene una responsabilidad de liderazgo, duda. Toda persona no sectaria e inteligente, duda. Los sectarios no dudan. Puede haber jefes que piden adhesión incondicional o líderes que piden lealtad a un proyecto hablado y debatido. Cuando alguien tenía una discrepancia con la orientación que llevara el partido, lo lógico es que la discrepancia se visibilizara conmigo. ¿Quién se atreve a discrepar ahora? ¿Cómo pueden castigar a Lambán porque hace lo que dijo el partido el 23 de julio? No podemos insultar la inteligencia”.

Posiblemente los dirigentes socialistas actuales ansían más que nunca que ese jarrón chino venerado durante tantas décadas se rompa en mil añicos contra el suelo (¿de votos del PSOE?). Sin embargo, entonces harán cumplir lo que vaticina el ex presidente: la falta de pensamiento crítico y la falta de escucha a la mitad de España, donde se encuentra buena parte de la base del electorado socialista, pueden acabar por enviar a la irrelevancia al actual PSOE.

Momento en el que Pablo Motos, conductor del programa lanzó otro de sus dardos: “¿Hubieras escrito una carta a los españoles diciendo que te ibas a pensar?”. Y dio en la diana: “Que me iba a pensar, no. Que me iba, sí. Hay mucha gente que se lo creyó, yo no. Fue un ‘venir a socorrerme que me están atacando’. Cada vez que he ido a unas elecciones, incluso cuando estaba harto de mí mismo, iba para ganar sin que me tuvieran que poner la ropita. La carta de Pedro Sánchez no es liderazgo”.

El momento en que dudas si puedes volar, dejas de poder hacerlo para siempre, J. M. Barrie