Las mujeres aportan fortalezas únicas al entorno laboral, desde empatía a capacidad de motivación de los equipos. Sin embargo, también se enfrentan a obstáculos diferentes a los hombres para alcanzar la cima de sus carreras y ser más productivas y competitivas.
Sally Helgesen, la más relevante analista sobre mujeres en puestos de poder, analiza las barreras externas e internas que lastran a las trabajadoras en la obra ‘¿Por qué no ascienden las mujeres?’. Helgesen está considerada una de las mayores expertas del mundo en liderazgo femenino. Desde hace 35 años analiza los motivos que dificultan a las mujeres su llegada a los puestos de mando y las vías para romper las barreras externas e internas que les impiden escalar en los organigramas.
«Muchas mujeres esperan lograr reconocimiento sin tener que cacarear sus aportaciones. Pero ese reconocimiento a menudo no se produce», Sally Helgesen
La ventaja femenina
Fue en 1990 cuando Helgesen publicó su primer libro, The Female Advantage: Women’s Ways of Leadership (La ventaja femenina: los modos de las mujeres de ejercer el liderazgo). Todo un bestseller donde descubrió que hombres y mujeres abordan el trabajo de maneras fundamentalmente diferentes.
Muchas de estas diferencias sitúan en una posición privilegiada al estilo de liderazgo en femenino, pues destacan en la dirección de organizaciones que fomentan la creatividad, la cooperación y el poder de toma de decisiones intuitiva, necesidades imperantes en las empresas del siglo XXI. Además, los hallazgos de Helgesen revelaban entonces que las organizaciones dirigidas por mujeres se parecen más a una red, donde los líderes se extienden de forma líquida hasta tejer una matriz alrededor de un propósito central.
Ahora, en su última obra, va más allá concretando qué 12 hábitos deben desterrar las mujeres para trazar su camino hacia el liderazgo empresarial.
Estos son los 12 hábitos que impiden a las mujeres avanzar profesionalmente
- Ser reticente a reclamar los logros
- Esperar que los demás perciban y recompensen espontáneamente el esfuerzo.
- Sobrevalorar el peso de la experiencia.
- Construir relaciones en lugar de aprovecharlas de manera efectiva.
- Tejer una red de aliados desde el inicio.
- Anteponer el trabajo al desarrollo de una carrera.
- La trampa de la perfección y ser excesivamente autocrítica.
- Desear complacer a los demás (o no saber decir NO).
- Minusvalorarnos.
- Hablar mientras estás bajo la influencia de las emociones.
- Pensar en exceso
- No caer en la trampa de la multitarea sin terminar nada. No reencuadrar el radar que toda mujer tiene para escanear la realidad, implica, según Helgesen, «identificar y revisar la historia que te cuentas a ti misma sobre lo que notas. Al reconocer lo que estás pensando y sintiendo, y encontrando fuerza en eso, puedes aprovechar el poder de tu radar para desterrar su lado oscuro».
