Lo que la hiperconexión se llevó: riesgos y consejos para liderar con equilibrio en un mundo híbrido

La hiperconexión es ya una realidad incuestionable y ha introducido en las organizaciones un nuevo modelo híbrido de funcionamiento tanto a nivel interno como externo. Esta nueva coyuntura implica nuevos desafíos para los líderes empresariales, que se ven obligados a gestionar riesgos crecientes en un entorno menos jerarquizado y cada vez más horizontal.

Tres son las características fundamentales que se buscan actualmente en los CEO para que puedan gestionar con éxito sus organizaciones en este mundo hiperconectado e híbrido: capacidad para motivar y guiar a sus empleados a través de unos valores y objetivos compartidos; valentía a la hora de impulsar una innovación colaborativa; y adopción de todas las herramientas necesarias para mejorar su conocimiento de los clientes.

El líder empresarial tiene que estar dispuesto a asumir que no todas las decisiones deben pasar necesariamente por él

Las 7 claves del mundo híbrido

Para dotarse de todas estas cualidades, los líderes empresariales pueden empezar por estar atentos a las siguientes recomendaciones:

1- Autoaprendizaje permanente: este mundo hiperconectado es nuevo para todo el mundo, y también para los CEO. Por eso, los dirigentes tienen que estar dispuestos a aprender y mejorar permanentemente, sin desatender por ello las tareas propias de la gestión de una compañía.

2- Formación de la plantilla: de nada servirá mejorar nuestros conocimientos si no conseguimos que los integrantes de nuestros equipos también se adapten a las exigencias de esta nueva realidad híbrida. Aquí, la labor del CEO es suministrar a sus trabajadores todo tipo de pautas y guías para que sepan utilizar las herramientas de trabajo en la nube o las plataformas sociales, además de fomentar que los más avanzados digitalmente estén dispuestos a ayudar a los más rezagados.

3- Más horizontalidad y menos jerarquías: un entorno híbrido diluye las tradicionales jerarquías de las organizaciones. Pero esto no debe interpretarse como una amenaza, sino como algo a potenciar: el líder empresarial tiene que facilitar la comunicación directa con sus subordinados, pero también animarles a comunicarse entre ellos. En definitiva, tiene que estar dispuesto a asumir que no todas las decisiones deben pasar necesariamente por él.

En un mundo hiperconectado no hay que ver a los demás como competidores, sino como potenciales aliados.

4- Espíritu colaborativo: fomentar la colaboración es una consecuencia directa de esa nueva distribución horizontal de las organizaciones. En este sentido, el CEO tiene que conseguir que sus empleados sean colaborativos, comunicativos, creativos y flexibles, pues así se desenvolverán mucho mejor en el actual entorno cooperativo. Para conseguirlo, resulta fundamental diseñar unos valores corporativos que resalten ese espíritu colaborativo de la compañía.

5- Innovación, innovación e innovación: si hay algo de lo que no puede prescindir hoy una compañía es de la capacidad para innovar permanentemente. Y aquí fomentar una cultura colaborativa vuelve a ser fundamental, porque facilitará la innovación entre los integrantes de nuestro equipo y también nos animará a sellar acuerdos de colaboración con otras organizaciones en busca de una mayor disrupción. Porque conviene recordarlo: en un mundo hiperconectado no hay que ver a los demás como competidores, sino como potenciales aliados.

6- Flexibilidad e inmediatez: otra característica de las realidades laborales híbridas es que el talento valora mucho la conciliación y quiere establecerse sus propios horarios personalizados. Debemos permitirlo e incluso alentarlo, siempre estableciendo unos objetivos claros que nos permitan evaluar el desempeño global de los equipos e individual de cada uno de sus integrantes. También tenemos que ser rápidos y ágiles a la hora de comunicarnos con ellos y darles feedback, porque en este mundo hiperconectado se premia la inmediatez.

7- Conocer al cliente más que a nosotros mismos: no solo nuestros empleados demandan una atención personalizada e inmediata, sino también nuestros clientes. Por fortuna, esta sociedad hiperconectada ha puesto a nuestro alcance una ingente cantidad de información (el famosos big data) que tenemos que estar dispuestos a recolectar (mediante todo tipo de canales y herramientas) y analizar. Al fin y al cabo, cuanto mejor conozcamos a nuestro cliente mejor será nuestra capacidad para responder a sus necesidades. Esta idea tiene que situarse en el centro de nuestra acción y debe ser conocida y compartida por todos los miembros de nuestra plantilla.