El liderazgo de la gratitud: el ejemplo de Pau Donés

Pau Donés Fotografía: Ignacio Pérez | El Correo

El cantante, guitarrista, compositor y líder de la formación musical Jarabe de Palo fallece hoy a la edad de los 53 años. Finalmente no ha podido superar las complicaciones de un cáncer de colon que arrastraba desde 2015. Más allá de su legado musical, desde Canal CEO queremos rendir homenaje a esta figura que supo encarnar el liderazgo de la gratitud. Sencillo, directo, coherente y sin estridencias. Gracias, Pau.

Si cerrásemos los ojos, sería imposible no arrancarnos a tatarear y movernos ligeramente al compás de himnos cálidos y sencillos como «La Flaca», «Depende», «Bonito» o su último single «Eso que tú me das», lanzado hace tan sólo unos días. En él, podíamos escuchar frases como «gracias por estar», «gracias a ti seguí remando contra la marea» o «ahora sé que no estoy solo», en la que el artista entonaba una carta de despedida a la música y a su larga trayectoria en los escenarios.

Yes que si algo ha diferenciado al artista aragonés es que supo vivir hasta el último momento en el agradecimiento. Pau Donés celebró cada uno de sus logros en redes sociales, agradeció los cuidados médicos e incluso en la fase final de su enfermedad encontró espacio para la solidaridad. A través de su discográfica, Tronco Records (la República Independiente de Jarabe de Palo, como se autodenomina en su página web), donó 2.500 mascarillas al Hospital Sant Joan Despí Moisés Broggi.

La cultura del agradecimiento

Y si algo hemos aprendido a lo largo de esta pandemia es que las organizaciones son la suma de las personas y talentos. Una orquesta cuyo director es el responsable de crear la armonía y su rol tiene como misión desarrollar lo mejor de uno mismo desde la gestión de las emociones, la empatía, la escucha activa y el empoderamiento de cada miembro de la cadena de valor para que se exprese de forma participativa. Todos cuentan, todos deben ser reconocidos.

Es por tanto un paso imprescindible, aplicar las enseñanzas de la vida al entorno de la propia empresa. Y qué hay más humano, sencillo, directo, honesto y creíble que la gratitud. Como nos recordaba en sus composiciones Pau Donés, detrás de los versos más sencillos, se hallaban las pequeñas verdades de la vida:

Bonita la paz, bonita la vida
Bonito volver a nacer cada día
Bonita la verdad cuando no suena a mentira
Bonita la amistad, bonita la risa
Bonita la gente cuando hay calidad
Bonita la gente que no se arrepiente
Que gana y que pierde, que habla y no miente
Bonita la gente por eso yo digo…

Esa palabra mágica: gracias

Como nos recordaba el afamado consultor Gary Vaynerchuck en su obra «Economía de la gratitud» allá por 2011, nuestros abuelos y bisabuelos conocieron un mundo donde las relaciones con los clientes eran importantes para la vida de un negocio. La cortesía y el respeto prevalecían en aquellos días y se corría la voz si alguien era grosero. Si los clientes estaban complacidos, se lo decían a sus familiares y amigos. Si no lo estaban, se lo decían a más gente aún. Las empresas vivían y morían por su reputación.

El desarrollo de grandes corporaciones y la búsqueda de ganancias cambiaron estos valores. Las empresas dejaron de fomentar la confianza y la lealtad; en cambio, trataron de mejorar sus ganancias mediante la eliminación de todas las sutilezas innecesarias. Pero la llegada de Internet cambió la cara de los negocios, drásticamente. La gente volvió a hablar entre sí.

El desarrollo de las redes sociales ha provocado el surgimiento de la economía de la gratitud, en la que los líderes empresariales regresan a sus ideales. Este nuevo modelo recompensa a las compañías que prestan atención a sus clientes, promueven los valores de la sociedad (justicia, igualdad, sostenibilidad) y tienen un propósito que guía cada una de sus acciones.

Por todo lo que recibí
estar aquí vale la pena
gracias a ti seguí
remando contra la marea.

Con todo lo que recibí
ahora sé que no estoy solo

Las lecciones que nos deja

Nunca compartió un lamento y nos dejó innumerables cantos al optimismo. Como recogía hoy El País: esa mirada franca y optimista se acentuó aún más tras serle diagnosticada su enfermedad, momento en el que encontró aún más sentido a una de las frases que le repetía su madre y que solía recordar en sus conciertos “ella me decía que hay que vivir rabiosamente, en presente, que la muerte ya vendrá”. Esa sensación de vivir con pasión lo que de vida le restase impregnó los últimos trabajos de Pau Donés, iniciados con el disco y la gira de 50 palos en 2017.

Aprendamos como líderes de ello.

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