¿Cómo mantener la actitud de las START-UP?

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Como el brillo en los ojos del niño que descubre un regalo, las start-up son compañías que viven con emoción los procesos de innovación a los que consiguen dar forma. Normalmente tienen poco que perder y eso les lleva a arriesgar más que cualquier compañía asentada.

Pero hay otros puntos que se pierden dentro de las grandes compañías, si comparamos su actitud con la de un start-up. El trabajo, los proyectos, el día a día se tornan más rutinarios. Aumentan los procesos de control, los problemas de comunicación y, las ideas revolucionarias que antes brotaban, ahora parece que sólo las tiene la competencia.

En algunas ocasiones, las empresas caen en este periodo menos creativo influidos por su primer éxito. Pasan años intentando repetir, con nuevos productos o servicios, aquello que hace varios ejercicios les sirvió para situarse en el mapa. No reparan que ni en el contexto ni la compañía son iguales.

El riesgo de autoimitarse 

Intentar repetirse y/o imitarse no es una buena estrategia en la mayoría de las ocasiones. Cuentan que un amigo de Picasso le pidió una vez que le echara una mano para ver cuáles de aquellos “Picassos” que tenía eran verdaderos y cuáles falsos. Picasso empezó a separar y, de repente, su amigo le dijo: «Espera un momento. Este cuadro no es falso. Yo estuve contigo el fin de semana que lo pintaste». Picasso le respondió:

«Da igual. Yo puedo falsificar un Picasso como los mejores ladrones de Europa».

Cuando se tiene un gran éxito se corre el riesgo de pasar tiempo intentando imitarse a uno mismo sin ver que nuestras ideas y proyectos deben evolucionar, como lo hacemos nosotros y el entorno en el que nos movemos.

Estados Unidos vs. España

Durante años, Steve Jobs ha sido una de las figuras a seguir por las compañías que buscan cambiar sin vivir de éxitos pasados. Jobs concentraba en dos palabras sus claves: innovación y pasión. La actitud de un líder que busca la mejora constante pasa por no tener miedo a intentar cosas nuevas y tener claro que el fracaso es un elemento más de nuestro paisaje. Los errores son también enseñanzas.

Fernando Botella, experto en innovación y CEO de Think and Action, coincide con este pensamiento. Él distingue la mentalidad que existe en Estados Unidos y en España. Lo constata con un ejemplo muy cotidiano «cuando te equivocas en algo aquí la gente te dice “ya te lo dije, ya te avisé, se veía venir, eso te pasa por meterte ahí”. Allí te dicen “prueba, prueba, prueba y si vuelvas a fracasar prueba otra vez”. El error es igual a un aprendizaje». Esa diferencia de mentalidad se plasma en cifras de emprendeduría. En España el 36% de los emprendedores que fracasan vuelven a intentarlo. En EEUU más del 80%.

El poder de la motivación

Preguntado por cómo mantener una actitud emprendedora con lo que ya tenemos, Botella reconoce que es fundamental la motivación: «Un empresario que quiere trabajo busca hacia dónde ir, tener realmente un negocio que perseguir y que incubar. La incubación tiene muchas maneras de hacerse. Hay muchas incubadoras que tratan no sólo de buscar los socios de financiación, también otros para que tu proyecto tenga éxito. A veces suena raro decirlo pero las ideas no son de quien las tiene, sino de quien las hace. Tú puedes tener una idea muy buena, pero el camino de hacerla es igual de potente».