Francisco Gan Pampols: “La realidad no espera a que estemos preparados para afrontarla”

Entrevista | Querer, poder, saber. La excelencia es el resultado gradual de luchar por ser mejor. Para el Teniente General Francisco Gan, un hábito que nos puede llevar a dominar con maestría “El arte de mandar bien”, título de su última obra. Pero, sobre todo, un arte para forjar líderes comprometidos con la construcción de una sociedad mejor.

En “El arte de mandar bien” comparte su experiencia acumulada sobre el liderazgo a lo largo de sus 44 años como profesional de las Fuerzas Armadas a través de ejemplos de cómo mandar bien, para mejorar nuestra capacidad para dar órdenes e, incluso, hacerse obedecer. En suma, las claves para el liderazgo que necesita la sociedad del siglo XXI, un modelo de excelencia de corte más humanista.

Conocido por su contribución a la modernización del ejército y su destacado liderazgo en las misiones de paz, Francisco Gan Pampols es teniente general del Ejército en la reserva. Fue director de la Academia General Militar y director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas españolas. Participó como jefe de operaciones en misiones de Naciones Unidas y la OTAN en Bosnia-Herzegovina y como jefe de Estado Mayor de la Brigada Multinacional Oeste en Kosovo, además de otras misiones de reconstrucción en Afganistán. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED, a su larga lista de condecoraciones nacionales, y de Naciones Unidas y la OTAN, hay que añadir la Cruz de Oro de la Guardia Civil en 2022.

“Mandar, liderar y dirigir no son sinónimos”, Francisco Gan Pampols 

Lecciones de liderazgo de Francisco Gan 

Canal CEO: ¿Por qué tendemos a utilizar como sinónimos “mandar, liderar y dirigir”?

Francisco Gan Pampols: Hacemos referencia a un solo aspecto del hecho sin tener en cuenta la esencia que diferencia las tres acciones.

  • Mandar es ejecutar la acción de ordenar y se puede hacer bien, mal o regular; es un atributo del mando, es decir, de quien tiene potestad para hacerlo sobre una persona o conjunto de ellas porque la organización a la que pertenece se la reconoce explícitamente y le da la capacidad de emitir órdenes y vigilar su cumplimiento, incluso le concede potestad sancionadora para el caso de incumplimiento de lo ordenado.
  • Liderar es una capacidad de la persona que le permite influir (sin manipular) en un grupo humano facilitando que llegue a formar un equipo que actúa motivado, cohesionado y con entusiasmo en la consecución de objetivos comunes, superiores y moralmente buenos. El líder tiene poder y aquellos sobre quienes lo ejerce le reconocen la autoridad para hacerlo, es decir, aprecian y reconocen su competencia, compromiso y confianza. Creen en él y le siguen porque creen que su acción de buen mando es la mejor para todos ellos. En estos términos no cabe el mal liderazgo, será mando inepto o cualquier otro calificativo peyorativo que se considere (cobarde, pusilánime, indeciso…) o bien dirección tóxica.
  • Dirigir se entiende como sinónimo de mandar, no se puede dirigir sin mandar de forma más o menos implícita. Hay determinadas funciones como la concepción, la decisión, la coordinación, la supervisión o la corrección que son implícitas al mando /dirección. Evidentemente, se puede dirigir correcta o incorrectamente.

El líder tiene poder y aquellos sobre quienes lo ejerce le reconocen la autoridad para hacerlo, es decir, aprecian y reconocen su competencia, compromiso y confianza.

Canal CEO: En el caso español, ¿quién manda, quién lidera y quién nos dirige?

Francisco Gan Pampols: Sin entrar en el terreno de la política y la acción de gobierno -cosa que no puedo ni quiero hacer debido a mi actual situación de reserva (dependiente del ministerio de defensa)- manda quien tiene potestad para hacerlo y la ejerce –mejor o peor-  haciéndose responsable de las decisiones que adopta y de sus consecuencias.

Lidera aquel que ilusiona, propone objetivos (definidos, decisivos, alcanzables y medibles), motiva para alcanzarlos y promueve y articula el talento a su alrededor. Demuestra competencia, se compromete y obtiene el compromiso de las personas con las que se relaciona, genera confianza en esas relaciones y comunica de forma directa, franca y permanente con todos ellos. Delega lo que no es indelegable, se siente responsable siempre y lidera para todos, independientemente de las discrepancias que pudieran existir en la comunidad respecto a su persona. Busca el mayor bien para el mayor número con el menor perjuicio para el menor número y el fin que persigue es SIEMPRE moralmente bueno.

Dirige el que ejecuta un plan preestablecido para el que existe una asignación de objetivos, personas, recursos materiales y plazos de los que responde.

Canal CEO: En su definición de mandar bien, pone especial énfasis en que los objetivos deben estar supeditados a un “fin común, superior y moralmente bueno”, pero ¿cómo se conjuga dentro de una sociedad en crisis donde los límites morales se están diluyendo a causa de la pluralidad, el cuestionamiento de los valores occidentales o la injerencia a veces de la política española en estas cuestiones?

Francisco Gan Pampols: Para poder contestar a esta pregunta hay que dejar de lado la aproximación relativista y centrarnos en lo que creemos y queremos, y no todo aquello que creemos cuestionable (infinita relación, por cierto).

La pluralidad no creo que diluya lo moral, creo que más que límites morales conviene hablar de principios. Cuando se enumeran los valores tal y cómo hago en el libro, puede uno estar de acuerdo en el orden, incluso incluir alguno más, pero creo sinceramente que no veo ninguno superfluo. Preguntados uno a uno los miembros de una sociedad, ¿quién no cree en la justicia, la compasión, el valor, la templanza, la prudencia?,..Pienso que lo que necesitamos es un proceso de afianzamiento de los valores dándoles la importancia que tienen para articular una sociedad sana, próspera y resiliente. Valores en el seno de la familia, de la enseñanza de los grupos de pares, del trabajo, de la sociedad en su conjunto…

Necesitamos es un proceso de afianzamiento de los valores dándoles la importancia que tienen para articular una sociedad sana, próspera y resiliente.

Necesitamos reconocer a los mejores de entre nosotros, seguir su ejemplo, querer emularlos en todo aquello que nos hace crecer y se mejores. Se trata de ser iguales en todo aquello que es posible serlo, pero no igualitarios. Sabemos distinguir el mérito, la capacidad, el emprendimiento, el liderazgo y eso no es ser elitista ni snob, es ser realista y querer ser mejor como persona y vivir en una sociedad mejor.

La política -en genérico- debe dedicar lo mejor de su talento a promover y fomentar los valores, a practicarlos, exigirlos y transformarlos en hábitos operativos buenos: virtudes. Lo que bajo ningún concepto debe de hacer es relativizarlos o ignorarlos con una visión cortoplacista y para satisfacción de intereses espurios.

Respecto a los valores y su asignación ideológico-geográfica (occidentales, orientales…) creo que la polémica es ficticia si lo que se quiere hablar es de sistemas políticos conviene centrarse en los modelos democrático-liberales, autoritarios y totalitarios. Los valores son propios de sociedades libres aunque no en exclusiva, si bien es cierto que en las primeras tienen más arraigo, recorrido y reflejo en la calidad de sus sociedades.

Canal CEO: Y, en clave internacional, si el líder debe aunar en torno a un fin justo, superior y bueno, ¿cómo podemos vacunarnos y ser inmunes ante figuras como, por ejemplo, Vladimir Putin?

Francisco Gan Pampols: Con el compromiso firme de todos los que creen que la libertad es un derecho inalienable, imprescriptible e innegociable y están determinados a hacer todo lo que sea necesario para defenderlo. El famoso orden internacional basado en normas se sostiene en la medida en que existe la voluntad para hacerlas respetar incluso, mediante la compulsión y el uso de la fuerza.

Bosnia, 1992

Canal CEO: En su libro, cita que el 24% de las capacidades de liderazgo son innatas, y el 76% deben desarrollarse: ¿sobre qué pilares personales y profesionales ha desarrollado usted su arte de mandar bien?

Francisco Gan Pampols: En primer lugar me gustaría aclarar aquí, como hago al inicio del libro que no pretende –ni pretendo- ser un “espejo de príncipes”. He recopilado a lo largo de muchos años de servicio conocimiento, experiencia y práctica en la obediencia y mando, en la milicia, fuera de ella, en entornos ordinarios, complejos, arriesgados y peligrosos. He tenido oportunidad de observar y experimentar las acciones y reacciones de personas que han mandado y obedecido bien y mal; de todas he aprendido. La ejemplaridad, el espíritu crítico, la disciplina, la lealtad, la comunicación… cito hasta catorce rasgos que he sido capaz de apreciar en aquellas personas en las que he visto hacer del mando un arte y son las que comparto.

Me gustaría pensar que he conseguido ser consciente de todos y que algo de ellos he llegado a reflejar, pero no me engaño, disto muchísimo de haberlo conseguido.

Canal CEO: ¿Cómo se puede aprender este arte en las nuevas generaciones (la llamada generación de cristal donde prima el reconocimiento sobre el esfuerzo) que ahora se incorporan al ámbito laboral?

Francisco Gan Pampols: La vida es la mejor escuela y la práctica su maestra. Hay que ser capaces de determinar las carencias que tienen, no tanto formativas sino respecto a la tolerancia a la frustración y la necesidad del reconocimiento y recompensa inmediatos. Hay que entrenarles, endurecerles y hacerles partícipes y protagonistas de su crecimiento. Resistencia, compromiso, esfuerzo, de menos a más. Hay que darles la oportunidad de experimentar en primera persona los sinsabores del fracaso, demostrarles que pueden superarlo y dejar que lo hagan por sí mismos. Necesitan ejemplos y que se les exija en proporción a lo que son, no a lo que creen que son.

Canal CEO: En este sentido, en el arte de mandar bien hace referencia a siete valores de un buen mando y catorce rasgos (la ejemplaridad, la disciplina, el conocimiento, el pensamiento crítico, la flexibilidad, la determinación, la anticipación, el compromiso, la motivación, la comunicación, la empatía, la generosidad, el trabajo en equipo y la delegación) que practicados de forma continuada se pueden llegar a convertir en hábitos operativos, ¿cuáles cree usted que son cruciales en momentos de adversidad?

Francisco Gan Pampols: En la adversidad, en uno u otro momento aparecerán muy probablemente los rasgos del buen mando que cito. Es necesaria siempre y en primer lugar la ejemplaridad; también la motivación, la flexibilidad, el compromiso, la empatía, el trabajo en equipo, la comunicación y la determinación, aunque como le digo todos son necesarios y debieran de estar presentes con diferente intensidad según las circunstancias.

Canal CEO: Para terminar, le pedimos un ejercicio de “futurista”. Nos gustaría hablar del paisaje después de la batalla. Tras la pandemia, ¿qué podemos aprender de los errores que hemos cometido en materia de liderazgo en clave interna?

Teniente General Francisco Gan Pampols:

  • La ejemplaridad en todas y cada una de las manifestaciones del ejercicio del poder sobre la sociedad.
  • La importancia de la comunicación: transparente, continuada, veraz, completa, oportuna y concreta. Es la fuente de la credibilidad.
  • El indispensable ejercicio de liderazgo asumiendo en primera persona las decisiones difíciles, la responsabilidad de las acciones y el coste de las medidas que es necesario adoptar.
  • La importancia del planeamiento de crisis, la anticipación y la ejecución de sucesivos planes de contingencia.
  • La necesidad de disponer de la información más precisa, oportuna y relevante para poder fundamentar las decisiones que hay que tomar. La realidad no espera a que estemos preparados para afrontarla. El planeamiento de crisis es esencial.
  • La disuasión solo es útil y efectiva cuando la amenaza del uso de la fuerza es real y se percibe en ese sentido por el potencial adversario.
  • Las normas, las leyes y los tratados vale lo que la voluntad y determinación para obligar a su cumplimiento. Lo contrario son certámenes florales.