Elon Musk y los líderes que abandonan X

Elon Musk y los líderes que abandonan X Imagen: Archivo

En 2022 varios directivos de Twitter (ahora X) abandonaban la compañía. El que era su nuevo CEO, Elon Musk, había tomado ciertas iniciativas polémicas que produjeron una “espantada” muy mediática. Aquellos sucesos solo eran el principio de una nueva etapa que, por el momento, ha mellado la reputación del empresario, al menos para gran parte de la ciudadanía.

Cambios en la plantilla

Algunos diarios de EEUU citaban, como causas principales de esa desbandada, los desafíos en seguridad y tratamiento de datos a los que se enfrentaba la red social, que al parecer no estaban siendo solventados. Otros, sin embargo, mencionaban el empeoramiento de las condiciones laborales. Musk había acabado con la opción del teletrabajo, cuando este se había convertido en uno de los beneficios más y mejor valorados por las plantillas en todo el mundo. 

 El despido de buena parte de la plantilla y la rehabilitación de cuentas suspendidas ahondaron en la herida de muchos empleados y empleadas. También de muchos usuarios y usuarias, que dejaron X desde el anonimato.

La crisis de liderazgo empezaba a ser tal que a finales de año, el propio CEO lanzaba una encuesta sobre su renuncia: «¿Debería dimitir como presidente de Twitter? Acataré los resultados de esta encuesta», publicaba en su cuenta personal. Que la respuesta fuera afirmativa no suponía un problema, Musk aludiría a la falta de sucesor para sortear la crisis reputacional.

 Al desagrado de sus equipos de trabajo y la huida de algunos directivos, se sumaba la despedida de algunas de las empresas anunciantes. Un cóctel que dio mucho que hablar en 2022, el año en que la imagen del magnate tecnológico quedó tocada para siempre.

 El golpe en la mesa de la política

¿Qué ha pasado a partir de entonces? Que muchas más celebridades y personalidades de la vida social, económica, política…, a nivel internacional, han dejado la red social. Como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que en 2023 se refería a Twitter como una herramienta de “destrucción de la democracia”.

La penúltima: Brasil prohibía la red social X, hace escasos meses, ante la negativa de Musk a bloquear perfiles de extrema derecha por orden del juez Alexandre de Moraes, del Tribunal Supremo. El número de usuarios en dicho país alcanza los 22 millones de personas. La última vendrá de la mano de las elecciones presidenciales a Estados Unidos, dado su firme apoyo a la candidatura encarnada por Donald Tru

¿Qué repercusiones tendrán a la larga este tipo de maniobras? El dueño de Tesla o Starlink se sitúa al frente de una red social a la que se asoman, a pesar de la reciente crisis, más de 300 millones de personas en todo el mundo. Una baza más que razonable para seguir hacia delante a pesar de todo.

Las condiciones de uso y los valores democráticos

Uno de los cambios decisivos en X ha sido habilitar las cuentas de pago para potenciar el mensaje de ciertas personas, grupos o marcas. De hecho, una de las consecuencias más criticadas de esta decisión ha sido que la extrema derecha ha encontrado así un nuevo altavoz. La imagen de X como el nuevo caldo de cultivo para el odio global se acentúa. 

 Y sí, efectivamente, X es una red social que surge de la iniciativa privada con el ánimo de crecer, de aumentar sus beneficios y de responder a los objetivos e intereses corporativos, pero eso, como muchos expertos señalan, no la exime de cumplir las reglas del tablero democrático.

Por el momento, Musk sigue enfrentándose a una sucesión de controversias que parecen perseguir a la red social. Y encarnando ese tipo de liderazgo diametralmente opuesto a los valores humanistas que reclama la UE y su ciudadanía actualmente.