Las normas técnicas, más conocidas como estándares, agilizan enormemente la labor de las empresas y administraciones. Su aplicación tiene beneficios económicos claros: suponen un 1% del PIB de la economía nacional. Para las empresas, representan el 5% de sus ingresos por ventas y contribuyen a mejorar la productividad. Entrevistamos a Javier García, director general de UNE.