Además de serlo, hoy una empresa está obligada a parecer socialmente responsable. El consumidor ha encontrado en la decisión de compra y las redes sociales dos armas a activar cuando la empresa o el producto no responden a la confianza depositada. Este constante radar social encuentra en las políticas de compliance su mejor escudo para garantizar el cumplimiento con la legislación y protegerse ante riesgos.

La empresa que no esté dispuesta a salir en busca de talento, se condena a la mediocridad; y quien no sepa trabajar con equipos deslocalizados, renuncia a esas redes de talento. Formar el mejor equipo posible siempre fue garantía de éxito, y en el siglo XXI hay que asumir que entre sus miembros puede haber miles de kilómetros de distancia.

Nueve de cada diez empresas españolas sufrió al menos un ciberataque en 2021. Y es que cada vez cobra más importancia la correcta gestión y cesión de los datos personales en la era del comercio electrónico, el big data e internet. La transformación digital acelerada de nuestro tejido empresarial también nos recuerda el valor del cumplimiento legal –compliance– de las empresas en este ámbito. Natalia Núñez López, del área de Cumplimiento de Mutualidad de la Abogacía, nos guía en este proceso.