¿Un negociador nace o se hace? ¿Por qué es fundamental que los líderes tengan mano izquierda y capacidad para llegar a acuerdos? ¿Y por qué estas virtudes son tan escasas en el actual panorama político? Con estas reflexiones de su protagonista, Manuel Pimentel, arrancaba el primer Desayuno Canal CEO celebrado en Sevilla por iniciativa de Nacex, que este año celebra su 25 aniversario. Además de un nutrido grupo de empresarios de la capital andaluza, han respaldado este acto Citroën e IMF Institución Académica.
Recordado por muchos como ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, este fugaz político es también humanista, abogado, editor, apasionado de la historia y arqueología.
Todo este bagaje hacen de Manuel Pimentel en uno de los expertos en estrategias de negociación más codiciados en España, habiendo mediado en la famosa crisis de los controladores aéreos y en la más reciente de Coca-Cola o Endesa. Y lo dibujaban como la persona idónea inspirarnos en el liderazgo de la palabra y el poder de la negociación durante el Desayuno Canal CEO celebrado el pasado 21 de febrero.
Malos tiempos para la mediación
Lo primero que reconoce Manuel es que la negociación no es una ciencia exacta ni tampoco un don con el que hayan nacido un selecto grupo de elegidos. En su opinión, dos son las claves que permiten alcanzar acuerdos: “Asertividad, para defender tu punto de vista sin insultar al otro, y capacidad para buscar zonas de acuerdo, minimizando las pérdidas de unos y otros”.
Pero lamentablemente no corren buenos tiempos para la negociación, ni en España ni en casi ninguna parte del mundo. Y es una pena, pues Pimentel considera que:
Manuel Pimentel: “Hay que negociar siempre, desde la firmeza y dejando las puertas abiertas, porque hay una tendencia habitual a dejar las puertas cerradas que los líderes de hoy no se pueden permitir”.
El problema, añade, es que nos encontramos en “un momento en el que se buscan soluciones fáciles y vinculadas a un concepto ideológico, y cualquier negociador sabe que no se puede negociar nada en el ámbito de los valores y las ideologías”. Al final, añade Manuel, esa tendencia deriva en el uso de términos como “traidor”, porque cuando “uno no tiene nada que vender, termina vendiendo odio al enemigo”. Y ahí un mediador tiene poco que aportar…
Panorama político y empresarial
A Pimentel no le gustan las explicaciones sencillas y, por esa razón, considera que si hoy abundan los políticos populistas es en gran medida responsabilidad de la sociedad, que es quien elige a esos líderes: “Tenemos inseguridad, vemos que hay muchos cambios y buscamos recetas fáciles y líderes que nos digan lo que queremos oír”. Este tipo de liderazgo se basa, en su opinión, “en la fuerza, las ideas simples y en tener a un enemigo muy marcado”.
El problema, explica Pimentel, es que en el mundo de la empresa se está copiando ese tipo de liderazgo, más basado en las ideas que en la capacidad de gestión. “Hay una obsesión por ser bondadosos y maravillosos y cada vez se habla menos de competitividad o de mercado, porque consideramos que es vulgar”. Esto lo considera Manuel “un síntoma de decadencia, porque está bien ser bondadosos, pero el deber del líder empresarial es la cuenta de resultados”. Lo ideal, concluye, es alcanzar un equilibrio entre el propósito y los resultados.
Idea de liderazgo según Manuel Pimentel
Aunque Pimentel considera que cada momento de la historia ha estado marcado por un tipo de líder distinto, observa un rasgo común a todas las épocas: “Siempre son personas capaces de poner a trabajar a un grupo en común para conseguir un fin”. Pero si hace algunas décadas “el líder era el osado, el valiente, hoy lo es el transparente y el astuto”. Y esto es así porque las sociedades cambian y los líderes tienen que cambiar con ellas, “no tienen alternativa”.
La principal característica del liderazgo es, según Pimentel, “la capacidad de decisión, que a su vez incluye dos componentes principales: un coste y un riesgo”. Porque, en su opinión, “para ser un buen líder hay que arriesgar y, precisamente por eso, no todo el mundo vale para ser líder”. Además, el ex ministro considera que un líder “tiene que ser autocrítico, leer mucho y, en ocasiones, saber apretar lo suficiente a sus subordinados”.
“Los líderes siempre son personas capaces de poner a trabajar a un grupo en común para conseguir un fin”
Empresas zombies, turistas y caminantes
Pimentel ha hablado en algunos de sus libros de lo que él entiende por empresas zombies, turistas y caminantes. Tal como explicó durante el Desayuno de Canal CEO, “las zombies son las que arrastran los pies y van junto a la masa; las turistas, las que hacen cosas aunque sólo sea para contárselas a los demás y poder presumir; y las caminantes, las que se plantean metas y actúan en consecuencia, independientemente de las modas de cada momento”.
Obviamente, Pimentel apuesta por la existencia de más empresas caminantes y considera que los objetivos de cualquier organización deberían ser “mejorar en lo que hacen y plantearse nuevas metas y mercados. En definitiva, ser cada vez más eficientes e innovadores”. También opina que los empresarios españoles tendrían que tomarse más en serio la necesidad de dar la batalla de las ideas, “porque en este país está mal visto ganar dinero” y eso es algo que habría que revertir.
“Los objetivos de cualquier organización deberían ser mejorar en lo que hacen y plantearse nuevas metas y mercados. En definitiva, ser cada vez más eficientes e innovadores”
Cambios sociales y laborales
Durante el Desayuno tampoco quisimos dejar pasar la oportunidad de conocer la opinión de Manuel sobre algunos temas sociales y laborales de rabiosa actualidad. En este sentido, el ex ministro de Trabajo explicó “que la inmigración es un tema con el que vamos a tener que lidiar, porque como país hemos tomado la decisión de perder población y envejecer”.
En cuanto a la brecha generacional, Pimentel se mostró partidario de “buscar nuevas soluciones, como el mentoring inverso, porque la gente de mi generación no se va a jubilar”. También tachó de errónea la implantación del registro horario y, respecto a las últimas subidas del Salario Mínimo Interprofesional, las consideró necesarias pero también explicó que habrían sido “menos traumáticas si se hubieran hecho de una manera más escalonada”.