«Parece que las mujeres debemos ser humildes a la hora de vender nuestros logros»

Paso a paso la mujer está consiguiendo adentrarse en el mundo de la dirección, haciendo que la brecha que existe en el plano laboral entre el hombre y la mujer sea cada vez menor. Núria Vilanova, fundadora y presidenta de ATREVIA, declara en esta entrevista algunos de los puntos claves para contribuir a este cambio. Entre estas tareas se encuentra el reconocimiento de la misma empresaria por el esfuerzo y el éxito conseguido, y el olvido de aquellas cuestiones estereotipadas inculcadas de nacimiento.

¿El liderazgo femenino es diferente al del hombre?

El verdadero líder, quien verdaderamente guía a un equipo y sabe hacia qué objetivos dirigirlo, se basa en varios pilares básicos: humildad, sencillez, capacidad de delegar, amor por aprender, por crecer y por las personas, así como innovación constante. Cualidades que poseen las mujeres y los hombres por igual. En el caso de la mujer, yo destacaría que se caracterizan por una mayor capacidad de escucha y de empatía, lo que a mi juicio es clave para reforzar la cohesión del equipo.

¿Considera que la dirección femenina puedo proporcionar beneficios diferentes a la del hombre?

Las organizaciones diversas, tanto de género como de procedencia geográfica y perfil profesional, son más rentables y productivas, porque la amalgama de sus integrantes multiplica su valor. Todos los estudios demuestran además que las empresas cuyos consejos de administración son más equilibrados tienen mejores prácticas de buen gobierno en general también en otros ámbitos. El nuevo liderazgo exige “arremangarse”  y ponerse en primera fila, salir a la calle y escuchar a los empleados, quienes son los verdaderos héroes de las compañías, y en ese terreno las mujeres tenemos mucho que aportar.

Algunas mujeres no se ven como empresarias, ¿a qué crees se debe este pensamiento negativo?

Una asignatura pendiente de la mujer emprendedora es, precisamente, obviar esa tendencia que a veces nos lleva a descartarnos a nosotras mismas para liderar un proyecto o postularnos para un ascenso. Debemos dar un paso adelante y comunicar pasión por lo que hacemos, al margen de las dificultades. Yo creé mi empresa de la nada. Puse en marcha ATREVIA –entonces Inforpress– con solo 23 años, con mi madre como socia y mucha pasión. Éramos un equipo joven, que crecimos con la empresa. Han pasado ya 28 años y hemos construido una consultora internacional con más de 325 personas, presencia en 16 países y partners en todo el mundo.

Resulta difícil posicionarse pero, ¿se excluyen o se autoexcluyen?

Siempre digo que emprender no es un trabajo, sino una forma de vida. Se trata de un camino en el que nunca se llega, siempre descubres una nueva cima. Las mujeres, en este sentido, tenemos mucho que aportar y conseguir, pero también debemos ser responsables de no querer ser una excepción. Generalmente, la mujer no esconde el éxito del equipo sino el suyo, su participación en ese triunfo. Creo que, sin perder esa esencia de generosidad y reconocimiento, es imprescindible también que la mujer reconozca su propio sobreesfuerzo. Tenemos que cambiar y aprender a explicar los éxitos sin quitar mérito al equipo, y desde luego restándole más mérito a la suerte, porque creo que esta no es la explicación de que las cosas funcionen.

Existe una opinión generaliza de que la mujer se enfrenta a muchas barrearas antes de llegar a puestos de dirección, ¿cuáles crees que son estas trabas que imposibilitan su acceso?

Existe todavía una brecha importante entre hombres y mujeres en los terrenos económico, social y laboral, pero el papel de la mujer en el entorno empresarial es cada vez más fuerte y evidente. Para derribar las barreras hay que favorecer el networking y la colaboración desde la pluralidad, impulsar iniciativas que luchen por dar visibilidad al liderazgo femenino en las empresas. Muchas de las cualidades y de las fortalezas que poseemos las mujeres nos hacen óptimas para iniciar un proyecto emprendedor. Ahora bien, a las mujeres nos frena una cuestión que tenemos inculcada de nacimiento, y es que parece que debemos ser humildes a la hora de vender nuestros logros.

¿Desde dónde hay que empezar a cambiar para conseguir la igualdad laboral?

La educación en la diversidad y el ejemplo son fundamentales a la hora de impulsar la presencia de la mujer en los puestos decisorios. La homogeneidad no es buena. Como dice una buena amiga mía, cada mujer debería hacer algo por ayudar, por lo menos, a otra mujer. Ahora bien, considero que no debemos crear guetos; ni está bien que no haya mujeres en los consejos de dirección de las empresas, ni tampoco que existan empresas sólo para mujeres.

¿Qué medidas se pueden adoptar dentro de una empresa para que se fomente la diversidad?

Me declaro una firme defensora de la participación de la mujer en los órganos de decisión, pero debemos promover su presencia a través del liderazgo de las personas y no de cuotas u otros elementos de presión. Desde ATREVIA hemos puesto en marcha distintas iniciativas, como la plataforma Mirada Plural, formada por mujeres líderes en diferentes ámbitos laborales, que centra sus esfuerzos en promover la creación de una red para incrementar la presencia de la mujer en los medios, comités, instituciones, consejos y asociaciones. También hemos impulsado el Foro de Buen Gobierno y el Informe de las Mujeres en los Consejos del IBEX-35.