El mando intermedio: el eslabón perdido

Laura Martín | 14 de mayo de 2015

«Los mandos intermedios son como el queso del sándwich, por un lado, tienen que saber lidiar con los jefes y sus egos, y por otro, gestionar personas y saber motivar», así define a los directivos medios Juan Ferrer, autor del libro «Gestión del cambio». Son ejecutores de las directrices de los jefes y a la vez, tienen el difícil papel de gestionar personas. Los mandos intermedios pese a la complicidad de su función cumplen un rol fundamental en la empresa pero son los grandes olvidados, el eslabón perdido de la empresa.

En muchas ocasiones, este puesto en las organizaciones es asumido por un trabajador que por su profesionalidad y aptitudes es promocionado dentro de su organización. En estos casos, hay que analizar muy bien cómo es la persona que va a ocupar ese cargo ya que «pasa a gestionar a sus antiguos compañeros y esto puede generar mucha resistencia, conflictos, enemigos…A veces, hay una falta de formación para asumir la formación de personas en un entorno muy competitivo», explica Ferrer. Un profesional puede llevar a cabo muy bien su cargo pero ser un pésimo gestor de personas, no tener tacto o habilidades de liderazgo.

Según investigaciones, hoy en día, los mandos intermedios se encuentran mal dirigidos, confundidos, subestimados y poco preparados para los roles que hoy requieren las organizaciones con enfoque global. Las empresas no son conscientes del gran valor que supone un directivo medio, y deben ser vasos comunicantes, entre el líder y los empleados. Si la comunicación en este sentido falla, estará afectando a toda la empresa en su conjunto.

Las dificultades a las que se enfrentan los directivos medios en las compañías vienen dadas muchas veces por la mala comunicación. Deben saber trasmitir y explicar las ideas de mejora provenientes del CEO para su correcta aplicación, y también, trasladar a éste las iniciativas y sugerencias de los empleados. Su perfil, cómo veis es muy complicado.

Por ello, hay que impulsar la inteligencia colectiva y promover que no hagan de embudo ni de freno del talento de su gente. Hoy en día, el mando intermedio tiene cuatro retos por delante, según Ferrer:

– Sacar rendimiento a los recursos, es decir, mejorar los procesos de eficiencia y productividad.

– Aprender a gestionar personas: Conseguir gente implicada y construir equipos de alto rendimiento.

– Gestionar a los jefes. Esto pasa por lidiar con sus egos y establecer unas bases de comunicación.

– Impulsar el cambio, para garantizar la superviviencia de la empresa. Todos los miembros de la empresa deben ser agentes del cambio.