El liderazgo disruptivo de Jack Welch en 10 ideas

Poco antes de despedir 2019 decidimos recuperar algunas de las lecciones del pensamiento de Peter Drucker, el padre del management moderno, y hoy hacemos lo propio con Jack Welch. Este empresario estadounidense de 84 años no sólo desarrolló un estilo de liderazgo muy disruptivo que permitió a General Electric cosechar unos magníficos resultados económicos, sino que también sentó las bases de un modelo de gestión que ha sido imitado después por compañías de todo el mundo.

Como hicimos con Drucker, hemos tratado de condensar el basto legado de Welch en los 10 puntos que exponemos a continuación:

1- Más formación igual a más confianza

Welch pensaba que un trabajador rinde más cuando tiene confianza en sí mismo, y también entendía que no hay mejor forma de adquirir esa confianza que a través de la formación continua. Por eso siempre ofreció formación a sus trabajadores, pues consideraba que el liderazgo pasa por el crecimiento personal de uno mismo, pero también por el de los demás. “Si temes que tus empleados sean mejores que tú habrás fracasado como líder”, solía repetir.

2- Lo bueno, si simple y rápido, dos veces bueno

El octavo director general en la historia de General Electric era consciente de que no basta con adaptarse a los cambios, sino que hay que adelantarse a ellos. Y esa anticipación, en su opinión, implica velocidad para analizar el mercado y poner en práctica las conclusiones de esos análisis, pero también simplicidad a la hora de poner en práctica esas decisiones. “Cambia antes de que te veas obligado a hacerlo”, era su máxima.

3- Diálogo abierto y en todas las direcciones

La simplicidad defendida por Welch afectaba también a la organización jerárquica de las compañías. En su opinión, hay que reducir los peldaños existentes, de modo que la distancia entre el líder y el último operario sea lo más corta posible. Esto deriva en empresas más ágiles, al estilo de las pymes, y por tanto más flexibles y veloces. Por todo ello, defendía el diálogo entre todos los miembros de una organización, tanto hacia abajo como hacia arriba. Al fin y al cabo, los empleados están más cerca de los productos y servicios que se ofrecen y también de los clientes.

4- Optimismo a la hora de buscar un propósito

Welch consideraba que toda empresa debe tener un propósito, que es el que debe marcar el camino a seguir. Por eso, tomó la decisión de cerrar algunas unidades de negocio de General Electric que entendía que no estaban alineadas con el propósito que estableció para el conjunto del grupo. Por tanto, establecer un propósito puede resultar costoso, pero Welch entendía que este tipo de situaciones deben afrontarse con una actitud positiva, pues si una empresa apuesta por los valores adecuados, los resultados acaban llegando por sí solos.

5- Cuando ser los terceros no es una opción

Una de las máximas más famosas de Welch era la estrategia number one, number two, que significaba que las empresas que conformaban el conglomerado de General Electric debían ser las primeras o las segundas en sus respectivos mercados. El resto tendrían que cerrarse, porque ninguna compañía puede conformarse con la idea de que simplemente va bien. A nivel de management, esta idea también se tradujo en bonos para el 20% de la plantilla más productiva y despidos para el 10% de los gestores que cosechaban los peores resultados.

6- Todo es susceptible de ser reparado

La idea expuesta anteriormente no significa que Welch no tratase de salvar a las unidades de negocio menos prósperas de General Electric antes de proceder a su cierre. De hecho, abogaba por la estrategia “reparar, cerrar o vender”. Lo que sucede es que también entendía que la opción de reparar es siempre la más difícil, porque implica realizar un análisis sosegado, elaborar un catálogo de los aspectos a solucionar y buscar nuevos talentos capaces de establecer el nuevo rumbo de la empresa, la unidad de negocio o el equipo afectado.

7- Sin complejos a la hora de fijarse en los demás

La organización sin fronteras fue otra de las grandes ideas de Welch. Significaba que las compañías deben estar abiertas a tomar ideas del exterior siempre que sean buenas y no fijarse ninguna limitación o barrera. Eso implicaba fichar talento fuera siempre que fuese necesario y fijarse en las técnicas más innovadoras que estuvieran desarrollando las empresas de la competencia, lo que llevó a la práctica a través del programa Work Out.

8- Calidad por encima de todo lo demás

Elegido como el mejor ejecutivo del siglo XX, una de las obsesiones de Welch era la calidad. De hecho, también ideó la estrategia Six Sigma, que consideraba en crear equipos dedicados a alcanzar la perfección mediante un proceso formado por cuatro etapas: medida, análisis, mejora y control. Y para saber si esa calidad se estaba consiguiendo habría que prestar atención a tres variables, que también están interconectadas: la satisfacción del cliente, la satisfacción de los empleados y el flujo de caja.

9- El líder no debe ser el más talentoso del equipo

Welch defendía que un equipo en el que la persona más inteligente es el líder tendrá serios problemas. Por eso, creó la estrategia stretching (estiramiento), que consistía en poner a sus subordinados el listón de los objetivos a conseguir cada vez más alto. Además, el líder tiene que ocuparse de preparar su propia sucesión, algo que en el caso de General Electric le llevó a seleccionar a tres candidatos a sustituirle: uno heredó los mandos de la compañía energética y los otros dos asumieron después la dirección de otras grandes empresas estadounidenses.

10- Un liderazgo basado en la integridad

El estilo de liderazgo de Welch podría resumirse en su defensa de la integridad: los líderes tienen que ser, por encima de todo, transparentes. Esto también implica que las labores de gestión deben compartirse con los trabajadores, en una metodología de gestión que bautizó como high involvement o implicación profunda.

Para el empresario norteamericano, un líder es aquel que guía a sus subordinados a través de la confianza, el respeto y la transmisión de energía, pero nunca de la presión.