El rol de la figura de liderazgo empresarial está cambiando. Quizás obligada por los nuevos tiempos. El papel del CEO se desprende de la mera gestión corporativa para adentrarse en la necesaria senda de la disrupción. Tres conceptos: incertidumbre, volatilidad e innovación, marcan el ritmo de ese nuevo líder visionario y, más que nunca, dispuesto al cambio.
La concepción del CEO como un malabarista de circo, que ha de hacer girar varios platos de manera simultánea, no es nueva. Quienes se situaban, hasta hace bien poco, a la cabeza visible de una corporación debían maridar sus responsabilidades per se con los continuos compromisos sociales e internacionales y una vida familiar y personal a la que dejaban muy poco.
Pero desde el año 2020, y tras lo más crudo de la pandemia sanitaria, el número de platillos se incrementó notablemente, tal y como nos mostraba Mediaplus Equmedia con una original performance durante el último Summit Canal CEO.
El nuevo proceso de digitalización, abrumador por su rapidez e intensidad; el cambio de la balanza en el equilibrio internacional y de los mercados, la irrupción de la IA, los nuevos objetivos medioambientales y de desarrollo en Europa, la necesidad creciente de encarnar los valores empresariales… Todo ello exigía por parte de los CEO la asunción de nuevas funciones y responsabilidades. La más importante de todas ellas: adivinar el nuevo rumbo que debía tomar la empresa para virar antes que la competencia.
No es de extrañar que muchos CEO malabaristas temieran perder todos sus platos en el intento. Incluido aquel que sustentaba su salud física y emocional.
Cuando la clave del éxito pasa por tu equipo
Afortunadamente, el mundo empresarial ha contado con grandes líderes que han sabido sortear con soltura esta situación. Líderes que han servido de ejemplo y han sentado las bases de un nuevo liderazgo: aquel donde el éxito pasa por la confianza en el talento humano y las alianzas empresariales.
Un buen líder, hoy en día, es aquel que sabe rodearse de los mejores profesionales. También de servicios especializados que actúen como partners de confianza para la consecución de los objetivos corporativos. El CEO que lo consigue puede delegar en su equipo la gestión diaria de la empresa y dedicar su tiempo a discernir el intrincado camino hacia la sostenibilidad empresarial. Y, por qué no decirlo, a cuidar de su estabilidad mental y su condición física, dedicando tiempo a todas aquellas facetas de la vida privada que mantienen a flote a quienes soportan una pesada carga sobre sus hombros.
Invertir en un departamento de RRHH volcado en la retención y captación de talento, en un equipo encargado de sellar alianzas con tecnológicas que garanticen y aceleren ese cambio de rumbo o en agencias que liberen a la Dirección empresarial de la planificación de medios, como Mediaplus Equmedia, son solo algunos ejemplos.
Todos ellos reman a favor de la transformación, ayudando al CEO a que los platillos sigan girando. Invertir en talento, sea interno o externo, es invertir en futuro.