Aprobado en innovación pero suspenso en aplicación del proceso creativo

Laura Martín | 13 de mayo de 2015

Muchas personas creen que innovar se trata de tener de repente un día inspirador y poner en marcha una idea única sobre algo nunca visto. Esto es relativamente cierto. Seguramente que la primera vez que cocine un arroz lo haga de manera sencilla y simple, pero una vez que lo repita varias veces irá añadiendo ingredientes y dándole un toque de creatividad. Por eso, seguramente que la primera vez que quiera dar una solución diferente a un cliente será muy sencilla, pero a medida que vaya pensando y creando soluciones prácticas y creativas, éstas irán mejorando y cada vez serán más innovadoras.

En las empresas españolas existe mucha creatividad pero los equipos fallan a la hora de poner en práctica esa innovación, según lo establecido en el último estudio del Índice de Cultura de la Innovación 2015. ¿En qué es diferente su empresa a otras del mismo sector?

Encontrar la diferencia de su empresa es fundamental para establecer los puntos fuertes en los que la innovación puede dar un vuelco a la forma de actuación de su compañía. Necesita identificarlos, conocer las piezas claves que permiten avanzar al motor de su empresa, y aprender a sacarles utilidad para plasmar esas ideas en el mercado. «Lo ideal es encontrar un equilibrio entre la parte emocional y la parte racional que genere un clima de mejora», afirma Fran Chuan, CEO de DICERE, consultora que ha realizado el informe para la Asociación Española de la Calidad (AEC).

El camino de la innovación normalmente no es fácil, si no queremos entrar en una ‘guerra de precios’. Para dejar de lado la competencia por el precio más bajo o más económico, hay que tomar riesgos a pesar de que las primeras veces sus proyectos puedan ser víctimas de rechazo por el desconocimiento o inseguridad de los clientes frente a nuevas técnicas. Pero está claro, que si es igual que el resto no podrá vender sus productos o servicios a los demás. Javier Pavón, director de operaciones y soportes de Thales España, indica que «es un buen punto de partida para conocer dónde estamos y definir a dónde queremos llegar».

Aunque el estudio muestra que en España los profesionales están dispuestos a abordar proyectos diferentes, las empresas tienen dificultades al llevarlos a cabo por escasez de recursos, ausencia de liderazgo en los equipos creativos para trasladar las ideas a los líderes de la empresa, la falta de ‘entrenamiento’ o formación sobre procesos de innovación y la ausencia de incentivos para llevar realizar estas iniciativas. Estos obstáculos impiden a las organizaciones llegar al culmen de los procesos creativos.

Pero tranquilos, los recursos no son imprescindibles. El conferenciante, Rory Sutherland nos enseña en una charla TED como podemos crear valor intangible con cosas muy sencillas. El ‘speaker’ cuenta cómo cuando preguntaron hace unos años a un grupo de ingenieros sobre si se podía mejorar el trayecto en tren entre Londres y París, en el que se tarda una media de tres horas y media, éstos respondieron cambiando los raíles por unos más nuevos. En este proyecto el gobierno invirtió varios millones de euros pero consiguieron acortar el tiempo del trayecto 40 minutos. Por su parte, Sutherland propone una cómica solución: implantar un servicio de modelos, hombres y mujeres, que se paseen por los vagones sirviendo vino. «Así, seguro que el trayecto se nos haría mucho más corto», concluye. Esto es un cómico ejemplo, de cómo la percepción puede cambiar nuestra manera de ver las cosas. Y eso, es precisamente lo que pretende la innovación, aportar nuevos puntos de vista y hacerlo con el menor coste posible.