Oscar Massó| 8 de abril de 2016
a gestión del compromiso ha recobrado un protagonismo fundamental y se ha convertido en una de las principales preocupaciones para los CEOS y directivos de todas las áreas, debido a su implicación directa con la experiencia del cliente y por consiguiente con los resultados de negocio.
Desde que el ser humano es humano y vive en sociedad una de sus principales necesidades y motivaciones es pertenecer a un sistema en el que se pueda reconocer, relacionarse, situarse. Es lo que Juan Londoño llama el “carné de pertenencia”. Cuando hablamos de personas que no están comprometidas y que conviven dentro de nuestras organizaciones nos referimos a ellas como que están fuera, que no sudan la camiseta y que han perdido ese carné de pertenencia. Las personas hacemos casi cualquier cosa por pertenecer a un grupo.
Ante la pregunta qué se puede hacer para reenganchar a una persona no comprometida la respuesta está en el líder. Es el líder el que renueva el carné de pertenencia… También el que lo quita desde el ninguneo, desde el desprecio. Es el líder del sistema el que debe integrarles y darles sentido dentro de la organización, encontrarles un lugar.
Voy a utilizar a un personaje que muchos conocéis para hacer referencia a la desmotivación laboral, se llama Calamardo Tentáculos de la serie de Nickelodeon Bob Esponja. Soy consciente que mencionar a Bob Esponja como una referencia de la motivación laboral es un poco arriesgado, pero para aquellos que por las circunstancias estamos enganchados a esta serie, entenderán a que me refiero. Un inciso para los ignorantes: Bon Esponja es un dibujo animado que trabaja en un restaurante y cuyo grado de motivación es altísimo. Siempre es nombrado empleado del mes, siempre está contento, transmite una calidad enorme en todo lo que hace y no le preocupa ni el humor de su jefe, ni el de su compañero de trabajo, el eternamente irritado y escaqueado Calamardo. Por lo tanto, si tuviéramos que hablar del paradigma de la motivación y el compromiso laboral, Bob Esponja es sin duda el número uno mientras que su antítesis es Calamardo.
¿Cómo podemos recuperar el compromiso de este empleado? Los momentos más felices de este personaje son cuando puede desarrollar su parte creativa y artística. Este personaje le obsesiona triunfar como artista, como músico… Tener visibilidad y sentirse reconocido. Lo único que hace que Calamardo mueva realmente el trasero es cuando algo le hace identificarse con su proyecto. Cuando hay intereses que tocan su parte personal, cuando él ve que puede crear algo, liderar un proyecto, sentirse protagonista es cuando realmente saca lo mejor de sí mismo. En definitiva, cuando uno se siente pertenecer es cuando la desmotivación da la vuelta, cuando el cerebro y el corazón hacen clic.
En nuestras organizaciones tenemos algún que otro Calamardo. Empleados que sabemos bien que tienen sus motivaciones pero que ninguna coincide o está alineada con la organización. Personas que critican en exceso sin aportar soluciones y que están dando un servicio irregular a nuestros clientes.
Para estos perfiles se necesitan actuaciones de alto impacto que sin duda recaen en el jefe inmediato y en la alta dirección. Es sin duda es potestad del líder identificar los intereses de estos colaboradores “desenganchados” y otorgar responsabilidades que se identifiquen con esos intereses. Esto les dará el sentido de pertenencia, el carné que les ayuda a identificarse con el proyecto. Es el jefe el que debe dejar este espacio a los colaboradores o no tomar él este protagonismo. Ahora está muy de moda decir aquello de “echarse a un lado” pero pasemos del dicho al hecho: ¡hagámoslo!