Alejandro Pociña (Presidente Steelcase): “Hay que estar dispuesto a quemar las naves”

Para ganarse el respeto de los generales debes combatir junto a ellos en las batallas, codo con codo. Esta máxima es válida tanto para conquistar al Imperio Persa en la época de Alejandro Magno como para consolidar una empresa en la época post pandémica del siglo XXI. Hay que estar dispuestos a quemar las naves: ¿hay un acto más rebelde que este? Entrevistamos a Alejandro Pociña, Presidente de Steelcase en España y nuevo invitado de CEO Rebels.

Encontrarás un firme alegato de la cultura empresarial en esta quinta entrega de la web serie CEO Rebels, conducida por Juan Luis Polo, presidente y fundador de la agencia independiente Good Rebels, que ofrece soluciones 360º para crear experiencias digitales que conectan marcas y personas combinando datos, diseño, creatividad y tecnología.

Alejandro Pociña es un auténtico enamorado de las personas, firme defensor de la cultura de la compañía y de ser persona antes que personaje. Un líder próximo e inspirador capaz de transmitir la hoja de ruta del nuevo liderazgo para ser punta de lanza, a nivel mundial, de la concepción de espacio estratégico laboral como extensión de los valores empresariales.

“Para mí, iconos son aquellas personas que han perseguido sus sueños aunque parecieran imposibles”

La rebeldía de ir a por todas

En los pasillos de la mitad de las oficinas de Estados Unidos miran con recelo a sus empleados. Con la pandemia, han descubierto a la fuerza que otra jornada laboral es posible. Las grandes compañías se enfrentan a lo que muchos economistas llaman “la gran dimisión”: trabajadores que, tras redefinir sus expectativas, se marchan de la empresa en busca de mejores condiciones laborales. Mientras que muchos deciden “abandonar el barco”, un Presidente rebelde al mando de la filial Hispana de la compañía estadounidense Steelcase, Alejandro Pociña, propone la fórmula contraria: hay que estar dispuesto a “quemar las naves”.

“Hay un concepto que me gusta mucho: quemar las naves. Hay quien se lo achaca a Hernán Cortés, en la conquista de Méjico en 1521, pero otros autores también se lo achacan a Alejandro Magno ya en el siglo III a.C. cuando iban a invadir las costas fenicias (…). Necesitas gente que esté dispuesta a dar más de lo que recoge cualquier tipo de contrato convencional (horas, tareas, objetivos cuantitativos): es fundamental que reconozcan que hay un líder al frente, que el proyecto merece la pena y que no hay vuelta atrás. Es el concepto que me gusta: vamos a por ello, vamos a por todas y quemamos las naves”, asegura Alejandro firme creyente de los valores y un salario mucho más emocional.

Este ingeniero industrial lleva desde 2001 a los mandos de la consultoría estratégica de espacios Steelcase y, en todos estos años, ha intentado ser ante todo persona y no personaje, el mayor acto de rebeldía que puede tener un CEO. “Es la clave para que tu organización perciba que eres alguien en el que se puede confiar, que eres transparente y al que merece la pena seguir”.

La oficina: el lenguaje corporal de la organización

Hemos pasado de ser la España que calienta la silla temerosa de irse a casa antes que el jefe a la España que ha tenido que teletrabajar forzosamente durante la pandemia. Ahora llega el momento de volver a la oficina, pero ¿cuál es el lugar al que queremos volver?

Alejandro Pociña conoce los secretos y métodos de trabajo de cientos de empresas, la mitad de las grandes compañías del Ibex 35, que han recurrido a sus servicios para adaptarse a esta nueva realidad. Da igual lo que ponga en la página web corporativa o cómo se presenten a sus clientes, la verdad no se puede enmascarar, porque el “espacio de trabajo nunca miente”: “El espacio físico es, en realidad, el lenguaje corporal de las organizaciones”, explica.

“Todos decimos que las personas son lo más importante, que el cliente y el empleado están en el centro… todo este tipo de cosas. Pero, cuando entras y ves el espacio, te das cuenta de si es verdad o no, si es teoría o si es realmente práctica. Si decimos que queremos ser transparentes y vemos que los managers están aislados en su zona noble, es complicado. Si decimos que queremos ser innovadores y disruptivos y el espacio es super aburrido y triste, es complicado…”

Adiós a las pequeñas mesas amontonadas bajo fluorescentes blancos. Sin embargo, tampoco basta con poner futbolines y toboganes en las áreas de descanso. Se necesita desarrollar la correcta cultura de empresa que, para este directivo, no es nada más que “todo aquello que pasa cuando el jefe no está”.

El CEO que puede irse tranquilo de la oficina

Alejandro Pociña es capaz de irse tranquilo de la oficina: “Hemos alcanzado un nivel de independencia y autonomía dentro de la organización que es envidiable y no existe en ninguna otra parte del mundo de la corporación. Para eso, tienes que asumir riesgos, dar resultados. Por ejemplo, nosotros en Iberia el modelo de negocio que tenemos solo se parece en un 30% al resto del mundo (…) Esto ha sido bastante rebelde dentro de nuestro grupo, pero está siendo realmente apasionante”.

“La cultura de la empresa es todo lo que pasa cuando el jefe no está”

Según un estudio realizado por la propia Steelcase el pasado mes de abril (con la vuelta de la mayoría de las empresas al trabajo presencial o híbrido), las personas a las que les gusta trabajar en su oficina son un 33% más participativas, están un 30% más conectadas con la cultura, son un 9% más productivas y tienen un 20% menos de posibilidades de marcharse. Esta última cifra aumenta hasta el 25% en el caso de España.

“El espacio genera comportamientos y los comportamientos, con el tiempo, se convierten en cultura”, explica Alejandro.

En busca de gente buena y buena gente

Como CEO, Alejandro Pociña se declara un enamorado de las personas y del potencial humano, otro acto de rebeldía en un mundo donde se castiga tanto el error: “Ser tolerante al fracaso, que es distinto de ser tolerante con la chapuza, es fundamental para que las empresas tengan agilidad. Si las personas no se sienten así de cómodas en ese entorno, es imposible que podamos seguir al mercado. Es clave para ese dinamismo que requiere equipos motivados que estén dispuestos a darlo todo”.

Más allá de los MBA, que a veces podríamos traducir por “managers by arrogants”, un buen general debe de rodearse de un buen equipo. Para estar dispuestos a quemar las naves, además de aptitud, se necesita actitud: “Nosotros buscamos gente buena y buena gente. En los procesos de selección, además de la parte de competencia, buscamos gente con carácter positivo, los optimistas. Huimos de los cenizos, de la gente triste, porque el nivel de intensidad de trabajo que necesitamos mantener, de una manera constante, en intensidad y en tiempo, solo lo puedes conseguir si te diviertes haciendo las cosas. Una de la clave de nuestra cultura es que buscamos gente generosa; gente generosa con los compañeros, me refiero”.

No han cambiado tanto las batallas desde la época de Alejandro Magno. Al gran conquistador también se le atribuye una frase que podía presidir todos los despachos de personal: “Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos”.

“Buscamos gente generosa; gente generosa con los compañeros”



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